Originalmente un antiguo método taoísta de curación, la Sonrisa Interior es una meditación extremadamente poderosa que comienza en el vientre y se expande a todos los órganos del cuerpo. Los taoístas han estado usando su poder durante 2500 años.
También puede verse como un concepto más amplio que designa una actitud sonriente y positiva hacia cada persona y cada acontecimiento de la vida.
Una sonrisa relajada, dentro de nosotros mismos, puede disipar los miedos, las tensiones y las emociones negativas de la vida.
Los científicos han demostrado que sonreír libera sustancias químicas en el cerebro (serotonina, dopamina y endorfinas) que inducen bienestar al instante.
Según los chinos, el rostro respira a través de una sonrisa.
Sonreír es también la apertura del corazón, una acción voluntaria que tiene el efecto de sentir felicidad en uno mismo.
Pero, ¿cómo se practica la sonrisa interior?
Se puede practicar en cualquier momento, y cuanto más lo practiques, más natural se volverá, como una forma de estar en el mundo.
Puedes cerrar los ojos, pero no es necesario. Encuentra tu calma, toma conciencia de tu respiración y del momento presente… ¡estás vivo, eres feliz!
Imagina que las comisuras de tus labios se elevan ligeramente. Observa esta sonrisa, deja que la alegría te invada y se esparza a tu alrededor…
También podemos visualizar a alguien a quien amamos sonriéndonos y devolverle esa sonrisa.
Al sonreír así, a ti mismo, a los demás y al mundo, envías ondas de energía positiva.
“La alegría engendra sonrisas,
y la sonrisa engendra relajación, calma y alegría.
Para sonreír, no espero sentir alegría;
el sentimiento de alegría muy bien puede surgir más tarde.
Al estar solo en mi habitación, a veces me sonrío a mí mismo.
Lo hago por bondad conmigo mismo, para cuidarme, para darme amor.
Sé que si no me cuido a mí mismo, no puedo cuidar a los demás».
Thich Nhat Hanh, monje budista activista por la paz
